El día de ayer asisití a la presentación del más reciente libro de Bernardo Esquinca, titulado "Toda la Sangre". El lugar elegido para el evento no podía haber sido más adecuado: el Centro Cultural de España, que se encuentra ubicado en pleno Centro Histórico de la ciudad (y que tiene una vista fabulosa de la catedral).
La mesa de discusión estuvo conformada por el autor, la conductora de radio Mariana Hernández y el -legendario- arqueólogo Eduardo Matos. Pocas combinaciones de participantes podrían haber sido más afortunadas que ésta. La moderación fue dinámica y aunque salieron a la luz varios spoilers de la historia, se logró el cometido de la presentación con creces: contagiar el entusiasmo por leer el libro a todos aquellos que nos encontrábamos presentes.
Aunado a esto, desde mi punto de vista, el gran "plus" fueron las anécdotas que Matos compartió con el público. Al ser uno de los arqueólogos pioneros en las excavaciones del Templo Mayor, no sólo tiene un inmenso conocimiento de la historia y rituales propios de los aztecas (y que son parte central del libro), si no que ha sido testigo de las reacciones de la gente ante las piezas arqueológicas descubiertas. La historia de un joven que lanzó una rosa roja a la Coyolxauhqui y de una señora que ofrendó flores a Huehuetéotl en el Museo de Antropología, no sólo me parecieron emotivas, también, me demostraron que la idea de "traer a los antiguos dioses de vuelta" -motivación que impulsa los asesinatos de la novela-, es algo mucho más vigente de lo que se pudiera pensar.
Por su parte, el autor, habló de como el Centro Histórico se ha convertido en un personaje recurrente en sus novelas, ya que -al ser habitante de esta área de la ciudad- se encuentra cotidianamente entre monumentos prehispánicos, edificios coloniales y personajes muy pintorescos. Además, contó como (casi de manera fortuita) surgió la idea central de "Toda la Sangre" y con ella la decisión de retomar a su personaje, Casasola, periodista de nota roja que ya había aparecido en "La Octava Plaga".
Pocas cosas son más difíciles que dar una opinión objetiva de un autor al que uno admira. Este es el caso para mí, pues como autoproclamada fan de Bernardo Esquinca, disfruto enormemente de su trabajo. Aprecio particularmente los guiños que hace a autores de horror y novela negra que he leído y que forman parte de mi "panteón" de grandes. Hace apenas un año que descubrí su trabajo, cuando leí "Demonia" (libro que se encuentra entre uno de mis favoritos). Desde entonces no ha dejado de sorprenderme la ligereza de su pluma y su capacidad de -como el mismo dijo ayer- "ver algo torcido en una imagen cotidiana". Aunque no he leído "Toda la Sangre", ya me lo estoy saboreando y sé que no me decepcionará.
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